jueves, diciembre 10, 2009

Como un sueño dulce se les iba la vida

Ay, Orfeo, Orfeo, esto de dormir solo, solo, solo, de dormir un solo sueño!
El sueño de uno solo es la ilusión, la apariencia; el sueño de dos es ya la verdad, la realidad.
¿Qué es el mundo real sino el sueño que soñamos todos, el sueño común?

(...)

¡Solo! ¡dormir solo! ¡soñar solo! Cuando se duerme en compañía, el sueño debe ser común. Misteriosos efluvios han de unir los dos cerebros. ¿O no es acaso que a medida que los corazones más se unen, más se separan las cabezas? Tal vez.
Tal vez están en posiciones mutuamente adversas.

(...)

Y hay que corroer. Y hay que confundir. Confundir sobre todo, confundirlo todo. Confundir el sueño con la vela, la ficción con la realidad, lo verdadero con lo falso; confundirlo todo en una sola niebla.