domingo, febrero 20, 2011

Carta a la amada inmortal - Extracto

¡Mi ángel, mi todo, mi propio ser! Sólo unas pocas palabras hoy.
¡Qué inútil pérdida de tiempo! ¿Por qué este profundo dolor, cuando la necesidad se pronuncia? ¿Puede nuestro amor perdurar sino a través del sacrificio, de no pedirlo todo el uno del otro? ¿Puede cambiar el hecho de no ser tú completamente mía, ni yo completamente tuyo?
El amor lo demanda todo y con justa razón. Así es para mí contigo y para ti conmigo, pero tú olvidas tan fácilmente que debo vivir para mí y para ti. Si estuviésemos completamente unidos ello te provocaría un dolor tan pequeño como a mí.
Aún no puedo compartir contigo los pensamientos que me han rodeado los pasados días. Mi corazón está lleno de tanto para decirte. Hay momentos en que me parece que dicha prosa se acumula en nada. A veces alegre, a veces triste, siempre anhelante por saber si acaso el destino nos escuchará. Sólo puedo vivir si estoy contigo, o no viviré; por mucho que tú me ames, yo te amo más. Tristemente, así es como debe ser. Debes dominarte más estando en conocimiento de mi lealtad hacia ti. Nadie podrá nunca más poseer mi corazón, nunca, nunca.
Oh Dios, ¿Por qué debe uno estar separado de aquél a quien ama con tanto fervor? Tu cariño me hace a la vez la más feliz y la más infeliz de las personas.
Mi ángel, permanece en calma, se paciente, ámame hoy, ayer. ¡Qué doloroso anhelo de ti!, tú, tú, mi vida, mi todo. Continúa amándome, y nunca maljuzgues el muy fiel corazón de tu amado, siempre tuyo, siempre mío, siempre nuestro.