jueves, octubre 07, 2010

¿Qué puedo hacer para retenerte?
Te ofrezco las magras calles, los atardeceres desesperados, la luna de los ásperos suburbios.
Te ofrezco la amargura de quien ha mirado largamente la solitaria luna.
Te ofrezco a mis ancentros, a mis muertos, los fantasmas que otros hombres vivos honraron en mármol.
Te ofrezco cualquier cosa que en mis libros se pueda guardar, cualquier acto de valentía o alegría en mi vida.
Te ofrezco la lealtad de quien nunca ha sido leal.
Te ofrezco esa esencia mía que, de alguna forma, he salvado -esa que no comercia con palabras, ni trafica con sueños, y que permanece intacta ante el tiempo, las alegrías y las adversidades.
Te ofrezco el recuerdo de una rosa amarilla vista en un atardecer, años antes de que nacieras.
Te ofrezco explicaciones sobre ti, teorías sobre ti, auténticas y sorprendentes noticias sobre ti.
Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre de mi corazón;
Intento sobornarte con incertidumbre, con peligro, con derrota.